Nota de un suicidio: un anuario
Espero que hayas sido tomado por Jesús
aunque hayan pasado tantas décadas, tan lejos que hemos crecido
entre el amor transformándose en odio y esas cartas tristes
y llamadas telefónicas y tu cara desapareciendo en un nudo
que no puedo
hoy nombrar a los dioses
que al final adoraste, si alguno
la alabanza siendo imposible para los devotos miserables.
Y que se joda mi iglesia que castiga en el infierno pobres cabrones dolientes como tu, incapaces de soportar las mascaras de sus propios rostros.
Con palabras que buscaste moldear un mundo alternativo al que se atrevió inscribirse
tan despiadadamente en tus ojos,
para que tu no pudieses, nunca pudieses
refutar completamente lo real o justificar el triste peso de tu cuerpo,
ganar el espacio que te correspondía o pagar los paquetes de oxígeno que heredaste.
Más de una vez me pediste que respirara en tus pulmones como una soprano en la opera
te amé para que mi fantasma te habitara e ingeriste mi creencia en tu sóla probable alma.
Me pregunto si tu muerte se siente como un fracaso para todos los que alguna vez te amamos
como si nuestra RPC colectiva se detuviera demasiado pronto, las palas de desfibrilación perdieran carga,
el cadáver nos castigó no sentándose nunca.
Y perdona mi convicción que todo suicida es un idiota.
Hay una buena razón por la que no soy Dios,
porque yo castigaría cruelmente a los autocastigados.
Solo quería decir ja, ja,
a pesar de tus mejores esfuerzos estas cada segundo vivo de una manera difícil de masticar para todos los que te respiramos profundamente,
cada juego de pulmones, esas alas rosadas implantadas, globos rosas.
Te suspiramos en el aire y te vemos levantarte como la lluvia.
Poema por: Marry Karr
Traducción: Felipe Aramburo Jaramillo
0 Comments Add a Comment?