← Back to portfolio

Los bostezos

Published on

El desasosiego empezaba a asentarse en su boca, dejando atrás un sabor ferroso solo comparable a la de la sangre chupada de una pequeña cortada. Llevaba, lo que parecía una eternidad, enviando su currículo a diferentes compañías y plataformas de empleo sin obtener respuesta alguna. Una extraña felicidad lo invadía cuando este mutismo sideral era roto por una cortante negativa. Nunca fue una persona destacable, pero se había esforzado -y endeudado copiosamente- para lograr sobresalir lo suficiente para ganarse una vida digna. Claro, en el contexto en que vivía llamar a una vida de placeres como “digna” era algo que rayaba en lo desalmado. Unos años atrás había renunciado a una cantidad de sueños (que en realidad más que ser ideales personales se podían resumir en una serie de objetos materiales) que, al menos para él, serían inacabables con sus calificaciones de vida. Y es que así era la vida: una serie de acciones puntuables; cuya sumatoria definiría gran parte de lo que una persona pudiera alcanzar. Esta tácita ecuación, aunque infalible, era de fácil manipulación. Por ejemplo: sumatorias familiares fuertes podían cambiar el resultado de una sumatoria propia -en el sentido cualitativo- pobre. Desafortunadamente sus padres (o familia cercana) eran aún menos extraordinarios que el mismo.

Así que los días pasaban; en una extraña acumulación de momentos intercámbiales. El desayuno de hoy sería indistinguible del de mañana o el de una semana atrás. Buscaba alguna clase de consolación enferma en la situación desafortunada de otros colegas. Algunos, más endeudados que él, se veían obligados a ocupar trabajos que unos años atrás hubieran considerado irrisorios. El, con algunas labores ocasiones que aparecían de manera repentina y el gasto de unos ahorros limitados, lograba seguir costeándose los bostezos. Y es que en eso consistía sus días: una serie de bostezos bien intencionados. Estaba lejos -a pesar de los comentarios cortantes de algunas ex parejas- de ser un holgazán; tal vez su patología inescapable era la falta de entusiasmo. Cuando aún seguía en el colegio era frecuente ver como sus profesores confundían esta aparente apatía con un simple deseo (casi anárquico) de no querer hacer nada. Esta distinción resulta vital; nunca había faltado a una clase o fallado con algún deber, simplemente no existía en su cuerpo la bioquímica apropiada para sobresalir. Una vida desprovista de cualquier exceso de pasión lo había llevado hasta este punto sin aparente retorno; una acumulación lenta de inquietudes palpables.

No todo estaba perdido. El resquicio de esperanza era su irrefutable independencia. Se rehusaba admitir la derrota regresando al hogar de sus padres. Y es que ya era para el inevitable verlo así: un hogar ajeno, en donde el no encajaba. Al principio -sin mucha claridad temporal de lo que esto significaba- veía con cierto cariño las llamadas de sus padres y amigos cercanos; después de todo esto significaba que su bienestar era parte de la agenda de aquellas personas importantes en su vida. Esto, como muchos aparentes hábitos saludables (tanto físicos como mentales), no duraría mucho. Lo que veía inicialmente con afecto, hoy era producto de una zozobra violenta. Dejó de responder a las llamadas y los mensajes, esperando a que aquellas personas que todavía sentían algún tipo de interés por su vida llegaran a perderlo. Que piensen que había muerto por andar bostezando tanto ¿es posible morir de tanto bostezar? Nada de esto le importaba en realidad. Sabía que esto -por miedo a darle un nombre concreto- debería cambiar en algún momento; tarde o temprano algo debería ocurrir. Mientras esperaba a que la ingravidez en la que estaba inmerso se rompiera seguiría entregado a esa rigurosidad imprecisa con la que conducía su día a día.

0 Comments Add a Comment?

Add a comment
You can use markdown for links, quotes, bold, italics and lists. View a guide to Markdown
This site is protected by reCAPTCHA and the Google Privacy Policy and Terms of Service apply. You will need to verify your email to approve this comment. All comments are subject to moderation.